Lectura lenta, la nueva tendencia

Una vez a la semana, los integrantes de un club de lectura de Wellington (Nueva Zelanda) llegan a una cafetería, compran algo y apagan sus celulares. Se sientan y leen en silencio durante una hora.
El objetivo no es hablar de literatura, sino escapar de los dispositivos electrónicos y leer sin parar. Se hacen llamar el Club de la Lectura Lenta y están a la vanguardia de un movimiento de amantes de los libros que extrañan las costumbres predigitales.

Los promotores de la lectura lenta buscan recuperar los hábitos que imperaban antes de que Google, los smartphones y las redes sociales fracturaran nuestro tiempo y capacidad de atención. Muchos de ellos confiesan que acogieron el concepto tras darse cuenta de que ya no podían terminar un libro. “Ya no estaba leyendo novelas de ficción. Estaba muy triste por haber perdido algo que me encantaba”, dice Meg Williams, de 31 años, la gerente de mercadeo de un festival anual de arte que inició el club.

Quienes practican la lectura lenta mencionan beneficios como una mayor capacidad para concentrarse, una disminución del nivel de estrés y una mejor habilidad de escuchar y relacionarse con otros. El movimiento evoca el resurgimiento de otras labores tradicionales y que toman tiempo, como la ‘comida lenta’ y tejer a mano, pasatiempos que sirven como una forma de contrarrestar un estilo de vida cada vez más acelerado.

Los beneficios de leer desde una edad temprana hasta avanzada la adultez han sido documentados. Un estudio realizado el año pasado entre 300 personas de la tercera edad y publicado en la revista Neurology mostró que hacer actividades que desafían la mente de manera regular, como la lectura, desaceleraba la pérdida de la memoria en los últimos años de vida de los participantes. Otro estudio, publicado en Science , reveló que la lectura de literatura ayuda a entender los estados mentales y creencias de otras personas, una destreza considerada crucial a la hora de desarrollar relaciones. Además, una investigación publicada en Developmental Psychology en 1997 indicó que la capacidad de lectura durante el primer año escolar está estrechamente ligada a los logros académicos en el penúltimo año de secundaria.

Cuando Williams, la gerente de mercadeo –que estudió literatura–, convocó a la primera reunión de su club en Wellington, dio consejos conducentes a una lectura productiva y cuadernos para anotar palabras y pasajes favoritos. Antes de comenzar cada reunión, el grupo respira lentamente durante unos minutos y trata de despejar la mente, como en una clase de yoga.
JEANNE WHALEN
The Wall Street Journal Americas
www.eltiempo.com

 
Blog Disa Libros © 2014 | www.disalibros.com